martes, 8 de septiembre de 2009

Don't look back in anger


Miércoles, muy miércoles. En mitad de la nada. Día en el que despiertas cansado, vas a trabajar dormido y lo único a lo que aspiras en todo el día es a volver a meterte a la cama. Trabajas con el reloj en mente y cada vez hay más espacio entre los clics del segundero. Pero te resignas, hay que trabajar y se deben hacer bien las cosas. Ok.

Terminas tus obligaciones y sales del trabajo. Mierda, no me acordaba de que había llegado ya el frío. Tampoco me acordé a la mañana de coger ese invento que se utiliza para no mojarse cuando llueve. ¿Para qué? En fin. Me cogeré un resfriado, pero eso ya es cosa mía. Mis obligaciones respecto a los demás ya están cubiertas. Nadie se puede quejar de mí. No es poco.

Llego al coche, ese héroe que me va a salvar de este mísero miércoles y me va a llevar por fin a casa. Pero para Superman también ha sido miércoles. Alguien me ha roto el retrovisor del coche y lo que es peor, no se ha molestado en dejar una nota con su número de teléfono para hacerse cargo del daño.

Estoy seguro de que si algún día soy yo el que rompe un retrovisor, lo pagaré. Y es que aprovechando el juego de palabras que me facilita el retrovisor, prometo
"no mirar atrás enfadado". Que la venganza se sirve en plato frío y bastante frío ha hecho ya hoy.


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